Porque los conceptos no están exentos de intencionalidades la autora realiza un análisis de las distintas definiciones de poder desde Aristóteles, pasando por Marx pero nutriéndose especialmente de las ideas de nuestros pensadores (Jauretche, Methol Ferré, Puiggrós, Vasconcelos, Sampay, etc.), cuando revelan las articulaciones de los sistemas de poder originados no sólo en dominaciones de clase sino geopolíticas o culturales. Y si el saber es poder, el rol de los intelectuales y la academia sigue siendo fundamental para implementar un proceso de "sustitución de ideas" que corte amarras con todo tipo de neocolonialismo cultural e ideológico, que intenta seducirnos con sus imágenes, nos relega con sus proyectos elitistas, y pretende desaparecernos con su odio. En ese contexto, Jaramillo rescata nuestro saber latinoamericano, contextualizado e histórico como herramienta de augurio de una comunidad organizada.